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The taking of Pelham 1,2,3 2009

The taking of Pelham 1,2,3 2009

El duelo del verano, Travolta contra Whasington, sin robots, ni magos, ni cromas. Sólo dos hombres cada uno a un lado de la ley, vigilados por el impactante Tony Scott. ¿Qué podemos esperar de este remake?

El argumento

Walter Garber (Denzel Whasington - Deja vu) es un empleado degradado del metro encargado del control de los trenes sobre las vías del metro de Nueva York. Hoy no es un día cualquiera en la gran manzana. El metro tiene un pasajero inesperado, un nervioso personaje que se hace llamar Ryder (John Travolta - Cara a Cara) que junto con un par de matones van a poner en jaque a las fuerzas del orden secuestrando un vagón de metro. El tiempo se agota y Ryder amenaza con empezar a matar pasajeros.

La crítica

Qué desperdicio. Es lo único que me viene a la mente cuando recuerdo esta película, una de las que más ilusión me hacía ver este verano, hasta el punto de estar dispuesto a pagar el puñaito de euros de la entrada del cine. ¿Cómo puede ser que una película con Whasington, Travolta, Gandolfini (Los Soprano) y Turturro (Transformers 2) sea tan tan... buah qué mala!!? Las malas películas no suceden por casualidad, sino que suelen ser la combinación de varios factores catastróficos. El primer fallo es el guión, que parte de una idea interesante (un secuestro de un vagón del metro es premisa suficiente para una buena película de acción). Sin embargo, la trama en seguida se tuerce, hacia un debate sin tensión ni emoción ninguna entre los dos protagonistas, que se pasan la peli hablando por el walkie sin que pase nada realmente destacable. Ni una pizca de tensión vaya.


El segundo de los males son... los protagonistas!!! Valiente casting. Whasington, que nos tiene acostumbrados a papeles de poli duro y resolutivo titubea y duda, con una apariencia casi bobalicona que no le pega nada. ¿Y Travolta? Totalmente sobreactuado, nos queda la duda de qué es lo que pretendía reflejar Scott con este personaje. Por último y para remate final, la música de Gregson-Williams es totalente ruidosa, molesta y fácilmente desechable. Por salvar algo entre tanto despropósito, citaremos la fotografía y el movimiento de la cámara fruto de la factoría Scott (Spy Game) que para más inri tampoco es para tirar cohetes.

El resultado
El mayor fiasco del verano. Sin paliativos.

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